domingo, 16 de octubre de 2011

¿Y mi oso?


A estas alturas, las cosas cambian. 
El día de hoy fui transportado a un lugar más grande, más alto y polvoriento. Casi inhabitable. Casi alejado de todo lo que puedes tocar. Casi perfecto para mis ratos de angustia. Para mis ratos de intolerancia a la realidad. 
Ya ni sé si me molesta o no verlo todo desde lejos, escuchar muy bajito las canciones de la radio y observar cómo es que la gente vive, ríe y discute. 
Fui inducido por fuerzas desconocidas al abismo de un pensamiento humano. Ahora siento no sé qué cosas por dentro. Y la culpa no es de nadie sino mía que me dejo. Que no quiero evitarlo. Me basta con presionar un botón y olvidarlo todo. Pero no quiero. 
Las paredes están atrapadas en colores rosas. Veo nuevos habitantes. Consigo distinguirlo todo desde aquí. Con cuidado y a escondidas para que no me vean. 
He sido un juguete olvidado en lo alto de un librero azul. Pero soy ahora el objeto inanimado que se acerca un poco más al cielo ("al techo" como le llaman ellos). Siempre soñé con tocar una de esas estrellitas pegadas en el techo. Sí, de esas fluorescentes que brillan en la oscuridad. Siempre soñé con ver por la ventana. Ir más allá del escritorio y mover las persianas. Acercarme a la lámpara que cuelga del cielo, quizá sea la Luna, quizá   existan más seres que ignoran los humanos. Quizá yo pueda trepar de algún modo ahora que estoy en lo alto de un librero. Y si caigo. Que alguien recuerde que he muerto. Que siempre estuve vivo desde que me compraron. Que siempre supe que por alguna razón me crearon, que sospeché las respuestas a todas mis preguntas  y amé como todo un oso puede amar  a las personas. Que alguien recuerde que he soñado con tocar los stickers del único cielo que conozco y eso es lo que haré en cuanto termine de escribir esto.

El oso cayó al suelo después de haber logrado sentir (si es que sentía) la magia de una estrellita fluorescente pegada en el techo. Fueron tan sólo unos instantes lo que lo hicieron feliz, apenas se aventaba del librero cuando su manita rozó el cielo. Voló, cayó y cayó. Olvidó todo. Olvidó que quería que lo recordaran. Olvidó la nota en lo alto del librero, escrito con garabatos que un humano ignora pero sólo un peluche como él puede leer. Mamá entró a la recámara a dejar la ropa limpia que acababa de lavar y que el sol, de un aparente cielo verdadero, secó muy aprisa. Sin darse cuenta empujó al oso bajo la cama. 
Mariel entró a la recámara horas después y no se dió cuenta de nada. 
Minutos antes de caer en un sueño profundo, giró su cuerpo a la derecha. Su mano izquierda, como ya era costumbre por las noches, quería no sólo acomodar la almohada sino buscar al peluche para abrazarlo. 
Fueron instantes los que transcurrieron. Ella abrió rápidamente los ojos. Se dió cuenta.  
Alzó las cobijas, se engrandecieron sus ojos... 


 -¿Y mi oso?- preguntó.

Jajajaj  FIN!!!! =D


(Este es cuento en reparación)



Death for a day

= La Muerte y mi nombre llevan la misma inicial, grande y mayúscula, sobre la frente =


Un día cualquiera y el cielo apetece comerme.
12°C por la mañana.
Ropa gris.
Sweaters de colores.
Todo un clóset blanco que me espera y un par de cobijas que me piden entre sueños, casi intangibles, dormir un poco más.
                      6:15 am y aun no amanece.


Pasta dentrífica sobre mis dientes.
Los dedos de mis pies dentro de las pantuflas que nunca he tenido.
Una voz frente al espejo,
                                        un susurro,
                                                             un bostezo.
El boceto de alguna idea parada sobre dos piernas.
Un par de ojos perdidos en algún lugar.


Y todo pasa pero hoy,
                                    será mejor el olvido....


Un papalote de recuerdos transparentes bajo la lluvia.


Oscurécete. Hazte pequeña, diminuta. 
Date prisa para la escuela.
Toma leche, chocomilk, cholate. 
Usa un gorro, no te peines porque hace frío y el frío se guarece en las orejas  y hace nidos. 
                        Teje estrellas que ensordecen luego.


                                                 Toma todo. 
                                 Recuerda las llaves. 
                     La tarea.
     Cierra todo. 
                      Date prisa. 
                                           Sal a la calle.


Un par de Convers rosas sobre la ciudad y en todas partes.
En el césped, en los chicles y las alfombras. Pisando cemento húmedo donde las huellas.
Y no soy yo quien los mueve mientras caminan.
 No es un cuerpo sutil e indiferente.
       No es un bulto sinuoso de largas sombras bajo la luna.
             No son mis piernas ni mis uñas. Ni mi piel de fantasma dominguero.
                  No son estas manos quienes señalan ni mis cabellos quienes dirigen.
 SOY la mente.
La mente de quién o de dónde, no lo sé.
Pero soy la mente.
La mente de no sé quién desde hace siempre.


Y así transcurren horas. Y así otro día comienza. Otro día que amanece hambriento de mi y apetece comerme.
Todos le llaman vida, yo prefiero no llamarlo con ese nombre. Prefiero ignorarlo en la monotonía total.
Todos le llaman aire y hoy, como casi nunca, prefiero sólo respirar sin percibir olores.
Prefiero respirar sin recordar las grandes avenidas de México y la gente de México y su basura y sus autos y su tráfico y el maldito smoke...


Sólo por hoy espero la noche. Sólo una noche.
Abotonados mis abrigos aguardan para mañana. Quizá se me ocurra usar alguno. ¡O usarlos todos! O guardarlos para Navidad. Tal vez para Año Nuevo.
Nunca amanezco tan indiferente.
Nunca guardo silencio cuando algo o alguien quiere comerme.
No es mediocridad, es cansancio. Es sólo un día.
Que se mueva el mundo y su gente.
Que siga la tarea y las clases.
Que aun crea la gente en la gente o que no crea.
No soy indiferente.
Amanecí cansada.
Que me coma la Luna esta noche.
Que me devore alguna estrella.
Que me lleve la muerte por un día y me devuelva como siempre más viva.

(Este es otro escrito que está en reparación)

lunes, 8 de agosto de 2011

El ritual



Siempre le pongo atención al silencio. 
Espero ansiosa el murmullo, la voz, la risa, la conciencia... 
(o al menos eso intento)
Apago las luces antes de dormir, 
pongo la cabeza sobre una almohada, 
me aseguro de que mi cama tenga sábanas, colchas  y quizá
alguna que otra cobija para el frío.


Sí, todo eso hago. 


Y luego, cierro los ojos.
A veces, procuro que el sonido de mis pestañas sea el mínimo, 
que el talón de mis pies quede estrictamente desalineado, 
que mi naríz no estornude, 
que no silbe, que no cante... (sí, mi nariz a veces canta)
Entonces, pongo mi mente en blanco 
y luego en negro, luego en rojo, morado, naranja.
Y luego pienso en el limón, 
y en el pay de limón,
y en la gelatina de limón
y en lo horrible que es pensar en limón cuando tratas de concentrarte.




Poner atención al silencio.
Eso intento.
Acallar mi mente, serenar el alma
Eso intentaba antes de imaginarme el día de mañana
o de acordarme de ayer y esconder la carcajada de las tonterías que hice.


Aquí entre nos, 
he oído de malas lenguas, (lenguas que han ido a la cárcel)
que a través del silencio viene superman, 
que se aparecen los pitufos,
que te observan los muertos,
que tu alma viaja,
que te besa un ángel,
que te escucha Dios.
Yo no sé qué es lo que me pasará a mi. Pero aún así lo intento.




Intento guardar la lengua, ocultar los dientes; adiestrar las palabras para que no salgan, 
que no salgan las grandes, 
las palabrotas, 
las graves de vocales fuertes.


Y entonces, llega un silbido entre la noche, 
llega el zumbido que dicen que es del refrigerador pero la verdad yo no lo creo.


¿Es ese el silencio?
¿Es ese el silen...
¿Es ese el...
¿Es el...
¿El...


Lo juro por lo que más amo en mi vida. Siempre trato seguir el ritual para escuchar el silencio,
todos los días, todas las noches y siempre... me quedo dormida.


Marielitazul


Soy normal

No sé qué hora sea esta.
Mis manos huelen a acetona fresca, el barniz de mis uñas no se ha ido del todo.


¿Qué más puedo decir?

Mi nariz no es perfecta, lo noto siempre en este clima de impaciencia,
con esta humedad del pensamiento y cuando hay polvo.


Hay trastes sucios en casa,
metáforas en la cabeza.


El arroz con leche todavía no se acaba.


La realidad se asoma entre mis ojos y los tuyos.


¿Qué más te puedo decir?


Ahora pareciera que empieza a darme tos,
tengo la carcajada de un niño clavada en la espalda,
algún graznido entre faringe y tráquea
 y el cuernillo del demonio, o de mi novio
(sí, ese que todavía no tengo porque no le he dicho que también me gusta)


Suelo distraerme al mirar por la ventana cuando llueve,
aspirar recuerdos, sintetizar miradas,
imaginar goteras en los ojos de algún Dios morado,
de algún Dios de chocolate como todos,
como todos en los que no creo.


Puedo decirte que mi vida ha dado un giro desde que conocí las gomitas,
desde que probé un pandita rojo con la punta de mi lengua.
Sólo la punta,
la puntita del cielo,
del cielo de mi mundo,
de mi mundo que no es real.

Marielitazul

sábado, 6 de agosto de 2011

A las 10:30



Me dijeron que pronto volvería al infinito y desde aquel entonces asisto puntual a un desfile de largas horas.
Todos los días a las 9:00 y a las 10:00. 
Generalmente, a la 1:00 a las 2:00 ó a las 5:00, 6:00 de la tarde. 
Otras veces a las 7:00 y muchas otras siento que a todas horas estoy y me ausento.


La cosa pasa desde la primera vez que vi al mundo 
y el mundo entró a mis ojos 
y mis ojos fueron llovizna y luego lluvia tibia
y luego lloraron como quien hace enfurecer una tormenta.


Desde aquel entonces, el impulso corre por mis venas. He crecido con la esperanza de volver mañana o algún día. De eso se alimentan mis entrañas, del spaghetti de cada día, del sonido frío, del eco aguado, 
del eco, del eco, del eco...


A las 5:00 el té de la tarde. 
A las 7:00 el messenger en la computadora.
A las 10:00 la gelatina de durazno.
A las 6:00 de la mañana el camión hacia la escuela.
A las 9:30 las clases.
A las 9:31 un sueño a media clase.
A las 9:32 un elefante choncho parado de cabeza en aquel sueño a media clase.
A las 10:30 am. La razón cae. He enloquecido.


Nací condenada al delirio. 
Desde aquella promesa de volver al infinito, el té se vuelve poca cosa y las cosas son pocas cuando se trata de explicar.


La primera vez que vi al mundo, el mundo me miró a los ojos y quiso llorar con todos sus mares y sus olas. 
Quiso llorar como lloran las tormentas, como lloran las cascadas, las verdes, las dulces y saladas. 
Y el humano se le vino encima como quien pisa chicles de menta en alguna alfombra vieja. 
Y todos los días el mundo ve la hora y escucha el ruido del tiempo caer por la ventana. 


A la 1:00.
A las 2:00.
A las 5:00 de la tarde y a todas horas el mundo está y se ausenta.


El mundo gira para encontrar su cola, se traslada y no ve ni encuentra.
No ve ni encuentra, ni haya la forma, como yo, de volver al infinito. 
Se le pierde el tiempo entre los dedos, se le oculta el atardecer entre raíces.
La sombra invade el cuerpo esférico. Las estrellas le rinden culto al sol y el sol se crece. 
El mundo explota.


A las 10:30 y a todas horas.
La razón cae. 
Hemos enloquecido.

Marielitazul

martes, 7 de junio de 2011

Saludos Terricolas

Hola, qué tal!
Sólo escribo una entrada "express" para invitarles a pasar por la puerta secreta y virtual de este link:
http://marielitazul.blogspot.com y llegar "al otro" blog paralelo e incluso bizarro que me encantaría decir que va de la mano con este otro de "Tierra en el cielo" pero la verdad es que no. La temática en este blog es compartir algunos escritos que tengo o voy inventando conforme me guíe la vida y el destino jaja (agregaré también que los ratos de ocio tienen mucho que ver en esto), mientras que en el blog de "Marielitazul" simplemente escribo lo que pienso sobre algunas cosas, no hago correcciones, ni siquiera pienso en corregir nada y escribo simplemente al dictado húmedo de alguna llovizna de ideas anidadas en mi cabeza.
En realidad es todo, quería decir que no pretendo convencer a nadie del mundo platónico co-existente en mi  mente, únicamente quiero compartir (:
Por cierto, existe la propuesta de aceptar sugerencias sobre algún tema del que quieran que escriba, sino, de todas maneras escribiré jajaja y quizá ustedes comenten en algún rato libre. :D
Gratziee xD

lunes, 25 de abril de 2011

Consíguete una médium

Un día, noté que me empezaba a desaparecer,
que mi piel se hacía boronitas  y que ni juntando las migajas del camino pordría reconstruirme.
Era como sí me hubieras mojado con agua y sal, con ese líquido tan parecido a las lágrimas y que con un toque de coraje (sólo una pizca), tan parecido a la rabia, me hubieras hecho bolita a mi y a mis cartas, a mis letras y a ésta alma que me duele, ríe y pide venganza.


¡Consíguete una médium, ternurita! 
que yo vendré de entre todos los cielos e infiernos a los que me mandaste.
Vendré desdibujada, borrosa, con mi carismática presencia fantasmal.
Vendré a verte y a amarte, y a mojarte con mis fríos y escalofriantes besos.
No te espantes del recuerdo o de mi espectro, recuerda que es lo mismo.


Ternurita, consíguete una médium que cierre los blancos ojos y los abra enardecida,
que tenga visco el tercer ojo, 
que te hable de mí como tú nunca lo hiciste, 
que te diga lo que hice en secreto por ti y sientas culpa 
porque ella verá todo lo que tú no viste.
Mientras tanto yo, me divertiré un rato ¿Qué quieres que flote?
La mesa, tus fotos, las mías, las flores que te compré, 
el basurero donde me tiraste, 
las sábanas dónde tú y yo nos envolvimos cuando juntos éramos fantasmas?
¿Qué quieres que haga que vuele?
El pasado, el amor ¿tu madre?, tú dime 
¿A quién le volteamos los ojos  o la cabeza?


Consíguete una médium que ésta noche volveré a poseerte,
vuelvo desde donde todo vuelve con mis dedos luengos y la mirada perdida.
Ésta noche soy la noche y tu mi sombra, somos dos lunares en una lengua.
Ésta noche tendrás delirio y paranoia, 
creerás por primera vez en tu vida en las alucinaciones 
y entonces oirás voces, muchas voces, pero mi vida, 
no estarás alucinando.
Seré yo y mis amigos a los que también hiciste bolita.


Reconocerás mi voz de entre todas las voces, 
y no sabrás si es la culpa o el terror pero
querrás que vuelva contigo.
Y ¡qué triste!,  yo ya no estaré,
no seré la voz que respondía a prisa tus llamadas,
ni la calma que te esperó cuando tú nunca llegaste
mucho menos seré el suspiro largo al invocar tu nombre.


Consíguete una médium, y a lo mejor hablamos.
Si tú no me escuchas, pídele que haga el ritual y tome dictado.


Parecerá un largo sueño, ternurita, sentirás que estás durmiendo,
desearás hacerlo, pero no temas, yo me encargaré de que veas que todo será cierto.


Marielitazul

Esta cosa me enamora



Te diré que tiene un no sé qué, que quién sabe cómo me enamora
cada que me dice quién sabe qué cosas y yo sólo le miro 
y me tiendo a contemplar.


¡Qué cosa  tan rara! ¡Qué cosa ¡Qué cosita!


Que si la lluvia, que si el agua, la ropa, las manos, el mar...
Que si la escuela, la banda, los chacas, el choro y de más.


¡Esta cosa me enamora!


Jamás la confusión fue tan íntima en mi vida y
confieso que las cosas verdes y pegostiosas 
jamás fueron de mi agrado, 
ni las cosas peludas o apestosas.
Ni las texturas rugosas 
ni el olor a té en el baño.


Los gatos negros nunca me siguieron, 
las flores nunca me trajeron mala suerte
y las abejas nunca fueron tan importantes en mi vida.


Nunca me gustaron las chamarras de piel 
pero cuando esa cosita las usa, 
tan sólo deseo comprarme pronto una moto
y salir a pasear.


Yo no sé qué pasa. 
No entiendo de estas cosas y es que tiene 
un no se qué zigzagueante
que simplemente, me enamora.


Sus piernas flaquitas dejan huella en el camino
y hay un par de besos fosforescentes o más que
están pegados en la noche que existe sólo si la cosita está.
Sólo si existe el sonido de dientes que aman las caries y
aquel silbido crujiente de una nariz tapada 
cuando todo el mundo duerme.


Yo no sé, pero tiene un no se qué, que desgarra mis pupilas. 
Que quién sabe cómo se estrella en mi sonrisa, 
y no sé con que permiso, me enamora.

Marielitazul n_n!

miércoles, 30 de marzo de 2011

The first awakening

La primera vez que desperté, tenía 8 años. La maestra había salido del salón de clases por unos momentos y ocurrió lo típico que pasa en las primarias. Los compañeros enseguida se pararon de sus lugares y empezaron a jugar, no dudaron en hablar de películas, caricaturas y cosas entretenidas para nosotros (en ese entonces) mientras alzaban cada vez más la voz que sinceramente, a veces se convertían en gritos:
Por ejemplo: 
Charla A
-viste Bob esponja anoche?- 
-Sí, me encantó el capítulo donde Bob Esponja come cebolla y le apesta la boca así que, toda la gente huye de él y el piensa que es feo-
-Jajajajaja, sí lo ví! Está buenísimo, y que tal el de....-


Charla B
-Quién ganaría si ponen a pelear a un oso contra un cocodrilo?-
-Yo digo que el oso... es más peludo-
-Naa, la verdad el cocodrilo es mejor porque es verde-
-Yo creo que un hipopótamo por gordo-
-ammm.... estamos hablando de osos contra cocodrilos.-


Charla C
-A qué sabrá la poción multi-jugos de calabaza?-
-No sé-
-A lo mejor... a calabaza.-


Sí, este tipo de pláticas eran las que yo solía tener en ese entonces con mis compañeros. En fin, la primera vez que desperté, tenía ocho años y estaba jugando a "los encantados" con mis amigos. Iba corriendo entre las bancas (que se supone eso no se debe hacer) cuando de pronto sentí una pequeña mano que me tocó la espalda. Inmediatamente quedé petrificada justo enfrente de una ventana y mientras esperaba con el cuerpo engarrotado como una estatua a alguno de mis cuates para que me "desencantara", me quedé mirando el cielo que en aquel entonces, se lucía más limpio, más azul y cristalino, mucho más brillante... 
Y entonces terminó un sueño, el más eterno quizá, el primero tal vez...
En primer lugar, no le encontré sentido a "los encantados", no supe porqué después de un largo tiempo seguía como estatua en una posición verdaderamente incómoda e intentando, a toda costa, no realizar ni el más mínimo movimiento para no perder el juego (en este momento eso me parece divertido y me hace reír bastante jajaja, pero bueno, en ese momento, simplemente no le encontré sentido). Después, los vi a todos como si fuese la primera vez que los hubiera encontrado en mi vida, cada quién en su "onda", hablando de Bob esponja, jugando, leyendo, riendo, bailando... y me sentí tan ajena al mundo entero. No supe si fue el cielo de aquel día y el instante perfecto en el que el sol matizaba los árboles cercanos y las nubes más enormes  y esponjosas flotaban justo en ese momento sobre el inmenso cielo o quizá, fui yo quien abrió la puerta, sin ninguna intención, a la magia que hay en cada instante.  
Después de ese momento, hasta estos días, he tenido la sensación de que vivo sumergida en un eterno sueño. Como en una especie de burbuja infinita que contiene muchas más burbujas finitas que explotan cada que despiertas, pero que sin embargo, jamás logras despertar por completo y por lo tanto, sigues en esa inmensa burbuja infinita. 
Es un tanto complicado de explicar. Es una sensación que no debe compararse con el sueño que se tiene cuando hay cansancio, cuando hablo de sentirme dormida no me refiero a la sensación de sentirte perdido, aunque algunas veces también va de la mano. Me refiero, al darse cuenta. 
El cielo siempre ha existido, incluso mucho antes de que yo naciera. Y muy seguramente, su paisaje ya era hermoso desde antes de que yo lo descubriera. Pero yo no me di cuenta, hasta ese día. 
Ahora pienso que acarreo la gracia o desgracia de vivir todos los días con esa sensación, estoy condenada al querer despertar y es que, a veces pienso que soy un sueño, que todos lo somos y que podemos desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Somos un instante suspendido en algún punto indefinido del Universo. Tal vez un pensamiento que flota en el cerebro de alguien más o la idea vaga de una historia jamás escrita. Somos en un rincón del infinito esperando a ser descubiertos, somos un sueño y no lo sabemos porque también estamos soñando. Porque nuestros ojos ven nuestro mundo y no el mundo que es.
Entonces, ¿Qué somos? 


El día de hoy, fue un día extraño. He de confesar que me fui de vaga y apenas, no hace mucho, creo que comienzo a volver a mi misma y he vuelto a escribir. Tuve una serie de sentimientos encontrados de una manera tan extraña que deseé por unos momentos, no tener ninguno. Pero la verdad, ¿valdría la pena? ¿Sería capaz de ser el único ser humano que no conociera la tristeza? ¿En verdad, tendría el coraje de  aceptar la inmunidad a los sentimientos? Creo que no, no sería tan cobarde como para no atreverme a vivir la vida, para estar muerta mientras siga respirando y entonces sí, verme perdida.


Hoy que aún siento que no existo,  que nada de lo que pasa en verdad ocurre, que mis ojos hinchados buscan mirar de nuevo y que todo lo que toco se desvanece, comparto esta entrada que no es más que un instante. El primer instante de muchos otros. Es el recuerdo del día, este que me hace volver y darle prioridad a otras cosas. Comparto este momento que me hizo despertar y darme cuenta que quizá yo no soy la medida de todas las cosas y que mi mundo fantástico lleno de magia y literatura, no es la verdad absoluta. Tal vez a ustedes les sea útil o simplemente les agrade leerme como alguien que escribe ciencia ficción y que al parecer sea fan de Paulo Coelho. (jajaja)

sábado, 22 de enero de 2011

Welcome MONA

Mona, monada,enmona, monita,  hormona, alimona, mormona, jamona, almona, tomona, ma...mona, entre otras palabras cuya terminación sea "mona", son algunos de los versos de las canciones burlonas que las cigarras componen para Mona en noches de larga inspiración o en inspiraciones de largas noches.

Digamos que no recuerdo como es que la conocí , no sé en qué lugar la ví o en qué momento fantasmagórico apareció en mi vida. Jamás supe si sabía la hora exacta, si solía desabrochar los zapatos antes de quitárselos, si encontraba a diario pares identicos de calcetines en su alcoba o si tenía entre sus curiosidades pensamientos ocultos en una cajita.
Sólo puedo contarles que ella es de aquellas personas que tienen ese toquecito místico que enardece a las ideas. No es una persona que hable mucho con los demás, Mona prefiere la telepatía y las charlas amenas con algún espíritu chocarrero de las avenidas más peligrosas de su ciudad.
Normal.      ¿No te parece?
Pues sí, Mona es una persona normal (al menos eso dice), es muy normal en su mundo de frecuentes apariciones de seres de otras dimensiones, para las personas de múltiples personalidades, para los "openmind" y los charlatanes.

Supe un día por lenguas sueltas y recién cortadas de algunos de sus vecinos, que Mona reía tanto a solas que contagiaba su risa a todo aquél que la escuchase un poco, pero al parecer la gente se aterraba cada vez que sucedía eso. Al principio no supe porqué, celebré por dentro que existieran personas tan felices como ella, supuse que se divertía más en aquel mundo co-existente que en esta realidad aburrida, pero después me enteré que no sólo Don Man murió de risa, sino muchas más personas a quienes por azares del destino el murmullo de sus carcajadas les llegó a contagiar.
Una inmensa cantidad de personas se vieron afectadas y aún hasta estas fechas, les quedan secuelas de ese gran daño que Mona ocasionó.

¿Quién se ríe solo? ¿Un loco?
Así es, sólo los locos y Mona. Sólamente los locos y Mona y las personas que sufrieron secuelas.
Únicamente los locos y Mona, las personas que sufrieron secuelas y yo.

La última  vez que la vi le pedí que fuera real, que fuera un poco más tangible y le rogué para que aceptara una entrevista. Le mentí, le dije que era para un trabajo de la escuela (aunque en realidad estaba de vacaciones), le dije que le cambiaba palabras por chocolates, que le invitaba un café o que tal vez, si ella quería, yo podría contestarle también todo lo que quisiera. Pero nada la convenció hasta que guardé silencio.
Sus mallas rayadas y coloridas se sonrieron y Mona se marchó.

Después de grandes ratos de locura, sigo sin entender sus pasos lentos en el metro, su gran prisa por comer estrellas remotas y la incoherencia extrema que decía la verdad. Mona aceptó mi entrevista y he de planear preguntas normales, normales para ella y su mundo. Es inevitable intentar ver las cosas a través de sus ojos y tal vez reir mucho ¡pero no tanto! para no morir de risa...

Sin duda, Mona está en todas partes, es esa gota de locura que convive entre nosotros, es ese silencio que escandaliza los ecos, es la palabra "diferente" y todas aquellas palabras que riemen con "ente", es la única persona que ha hecho pensar de más a Sherlock Holmes. Es Mona, la lisa, la escurridiza que aparece en todos lados, la que te mira pero tú no la ves.
Y yo la estaré esperando. ¡Que venga! y que me cuente su historia...

Nota* Si tienes alguna pregunta que quisieras hacerle a Mona, por favor, no dudes en preguntar.