miércoles, 8 de agosto de 2012

Vacíos

Así son los mundos cuando están despoblados, también se hayan consigo mismos cuando buscan compañía. También gritan y no hayan eco porque no hay nada, no hay algo que les devuelva un ruido, una cara, unos ojos, una mano, ¡una patada!; un gesto mínimo de cualquier emoción sin importar cuál sea ni la intensidad, ni la luz, ni el contraste que tenga.
Así son los mundos cuando están despoblados, como un Yo eterno que vive en un pasado constante y febril, como un silencio que aturde si tú no ríes, si tú no lloras, si tú no llamas, si no te enfadas, sino me odias, si no existes, si no me amas, si no estás para hacer ruido y devolverme un eco.

Tactos intactos

Hay besos que jamás se olvidan. Besos, abrazos, caricias; tactos intactos sobre el espacio o sobre una piel (que es lo mismo). Tactos intactos que graban tu nombre y escriben el suyo en tu frente.
Hay besos, abrazos, caricias que teletransportan el alma, los relojes son inciensos de antaño sin aroma y entonces todas las esencias en un minuto emiten una imagen, no tan distorsionada como quisiera ni tan holograma como imagino, de hecho, es casi tangible aunque borrosa como tú cuando estás conmigo.