miércoles, 3 de octubre de 2012

Down Down


La caída es mi especialidad. Hay que dejarse caer. Caer cuando llueva y sea Domingo, caer como caen las hojas otoñeras con brutal elegancia. Caer y nunca dejar que el paracaídas se abra y si se abre que se rompa [la madre] pero que te deje caer, y mientras más abajo mejor, mientras más vacío el estómago, mientras más náuseas, mientras más alto el lugar de donde caes, mejor, porque así parece que vuelas pero sigues cayendo. Caes porque despiertas, te inflas de oxígeno y si llegas al suelo dormitas, el suelo te traga entero o te entierra (como se diga).
Hay que caernos mínimo un día y sentir de golpe el frío que te besa, el beso que te enfría, el viento que te abraza como si fueras suyo, como si al fin tuviera brazos y te arrullara, como si fueras noche y te estrellaras.

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