lunes, 2 de enero de 2012

To the Tringolingo* and beyond


=Yo te amo de aquí a donde llegas y desconozco ese lugar.=
Tu olor me cala hasta el hueso de la espalda que no pronuncio porque no sé pronunciar, que no escribo porque no sé cómo se escriba pero hasta ahí llegas más o menos. 
Más cerca del infinito que todos los infinitos posibles.
Más cerca de mis latidos que todos los corazones posibles.
Más cerca de la duda que todas las incógnitas posibles.
Más cerca del calor que todos los cuerpos posibles.


Y no es tu risa, no son tus ojos ni siquiera tus manos o aquel gesto de gato curioso que sólo en ti encuentro. 
Sino eres tú. Eres tú quién ríe y mira sonriendo o llorando y posee esas manos de cera chistosa y la capacidad de hacer gestos (de gato) que nadie más conoce.


Por eso me llegas hasta las venas, hasta los ojos y a la garganta.
Llegas al Tringolingo (y más allá) y yo te amo porque me llegas hasta los hombros, 
hasta el cuello y el ombligo y siembras montones de flores a cada paso.
Y luego, te sigues a mis uñas, a mis dedos y a mis pies. Continuas en los labios y en mi cara. Me conviertes en un jardín repleto de ganas y caricias perdidas y yo ya no sé ¿Qué rumbo tomas? ¿Hacia dónde vas? ¿Hasta donde llegas que te amo? Pero ya no quiero saberlo. Detente. No te apures. Yo no te lo pregunto. Haz lo que tú quieras.

*Yo tampoco conozco el Tringolingo.

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