miércoles, 7 de julio de 2010

Entrega inmediata


Llevas el tiempo de bronce cargando en tu espalda de nubes,
nubes que chorrean besos en cada gota,
y gotas que al mínimo roce de una sombra toditas se evaporan.


Acaso esperamos que el cielo nos abra sus piernas para entrar al paraíso,
que el sol aterrice en tu ombligo
que el suelo nos lama los pies, que el viento nos moje los labios?
Qué esperamos pues, para amarnos?
Para abrirnos de brazos hasta el amanecer,
para hacerles nudos a nuestros dedos y atarnos las muñecas.
Para trenzarnos en la honda noche
como dos luciernagas adolescentes,
fluorescentes en el hilo de la oscuridad.


A quién vemos en el infinito sentado de espaldas?
A quién besamos en nombre del olvido al recordarnos las caras?


Al final todo será un secreto,
nadie nos habrá visto nunca
y todo el mundo lo sabrá,


desnudaré el silencio que te cubre,
un par de miradas más acariciarán tus ideas,
y yo, que no espero nada del alba o del ocaso
me pintaré de azul las pupilas deleitadas
cuando te esté quitando el traje de la piel y de los huesos,
y cuando quedes como un espíritu enredado en el éter ,
entonces comenzaré a suspenderme en la nada al abrir el cierre de tu boca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario