Como quien piensa que deshojando margaritas sabrá la verdad del amor,
En la mano izquierda sostiene su corazón espinado que late cual moribundo,
amante de la muerte, apenas sonríe.
Una a una desprende las espinas mientras una y otra vez repite:
"Lo perdono. No lo perdono"
Tiembla al pensar que la última espina no sea la del olvido y justo antes de llegar a la verdad, tristemente se da cuenta de su mala suérte en el amor...
La lluvia de sus ojos cae como cenizas.
-"Achú!"-
Estornuda.
Explota en alegría y cantando va.
Cantando se aleja con su ropa de cristal.
"Dicen en mi pueblo, que estornudas porque alguien importante pensó en ti.
Dicen.
Dicen en mi pueblo, que pensó en ti..."